Categorías
Servicios

El Valor de los Servicios Transitorios

El Valor de los Servicios Transitorios

Muchas son las razones que pueden motivar la necesidad de servicios transitorios en una empresa. Reemplazos por licencias médicas o feriados, proyectos nuevos, eventos extraordinarios, aumentos ocasionales de la actividad y/o trabajos urgentes son algunos ejemplos. En todos ellos, estos servicios temporales aparecen como la mejor solución para sortear los desafíos y mantener el negocio operando sin problemas.

Existen grandes ventajas al recurrir a este tipo de servicio. Sin duda alguna, la más importante es que no se afecta el funcionamiento del negocio y la empresa puede seguir operando normalmente, o incluso, mejor.

Sus principales beneficios se pueden resumir en los siguientes puntos:

  1. Rapidez y eficiencia: Las empresas especialistas en servicios transitorios acostumbran a actuar con gran agilidad al momento de buscar, seleccionar e integrar el personal que su cliente necesita. Así, la organización no gasta tiempo ni recursos en ese proceso y se puede enfocar en otros temas de importancia para el negocio, como son la retención de talentos, la comunicación interna y la formación.
  2. Atención personalizada: Las empresas de servicios transitorios poseen por lo general una alta atención al cliente, conocen en detalle la forma en que funcionan y cuáles son sus requerimientos puntuales. Esto resulta fundamental para poder identificar con rapidez y precisión los mejores candidatos para ejercer con fiabilidad su función y, a la vez, calzar con la filosofía y valores de la compañía.
  3. Responsabilidad en la administración del personal: Las empresas de servicios transitorios se ocupan de todo lo concerniente al trabajador y su ciclo laboral durante su estadía en la organización. Esto va más allá de lo meramente administrativo e implica también la supervisión de sus labores y avances.
  4. Optimización del tiempo: Al recurrir a los servicios transitorios, las empresas pueden optimizar consistentemente el manejo de su tiempo para invertirlo en aquello que resulte más efectivo para explotar al máximo el potencial de su negocio.
  5. Reducción de costos: Las empresas de servicios transitorios se encargan de todas las labores necesarias para buscar, entrevistar, contratar y supervisar al personal temporal, por lo que las empresas pueden ahorrar una considerable cantidad de recursos humanos, financieros, materiales, técnicos y tecnológicos asociados.

Producto de la consolidación de los formatos flexibles de trabajo como consecuencia de la pandemia, más el panorama económico de nuestro país durante el último semestre, los servicios transitorios se han convertido en una de las mejores alternativas en soluciones de recursos humanos para contratación especializada y masiva para las empresas. De hecho, según información de la Dirección de Trabajo, el 2021 tuvo un crecimiento de 68,6% en el promedio de colaboradores contratados mensualmente respecto del período anterior, llegando en diciembre a 66.534 personas.

A fin de cuentas, los servicios transitorios pueden ayudar a las empresas de muchas formas para centrarse en su core business, aumentar su productividad, alcanzar sus metas y obtener un crecimiento sostenible, contando para ello con los mejores talentos. Pero, además, son un gran aporte para las personas y su incorporación al mundo laboral formal, cuestión tan necesaria en el Chile actual, con tasas de empleo informal muy altas y una consecuente precarización del trabajo.

“Aparece entonces para las empresas de servicios transitorios el gran desafío de poder transmitir a la sociedad que la modalidad de servicios transitorios son una excelente opción que entrega múltiples beneficios tanto al empleado como al empleador”, comenta Pía Carrasco, Gerente Comercial de MAMPRO.

Categorías
Contingencia

Actualidad y Opinión: Tasa de desocupación en lo que resta del 2022

El desempleo continúa a la baja en pleno proceso de desaceleración

El último informe del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) trajo buenas noticias para el mercado laboral chileno, pero que igualmente deben interpretarse con cautela en el contexto económico nacional actual.

Durante el trimestre móvil junio-agosto, la Encuesta Nacional de Empleo arrojó nuevamente una disminución de la tasa de desocupación, la cual alcanzó un 7,9%, cifra que significa un descenso de 0,6 puntos porcentuales en comparación con el mismo período de 2021 y la sitúa levemente por debajo del 8% que había anticipado el mercado.

Esta disminución se explica porque el alza de la fuerza de trabajo, que llegó a un 6,5%, fue menor al de las personas ocupadas, que alcanzó un 7,2%, así como también por otros factores: el aumento de la participación y la ocupación, las cuales crecieron 3,0 y 3,2 puntos porcentuales respectivamente, obteniendo tasas de un 59,7% y un 55,0%; y la disminución de un 6,2% de la población fuera de la fuerza de trabajo.

Analizando los datos desde una perspectiva de género, las mujeres, que son el grupo que había sido más golpeado por los efectos de la pandemia, vieron caer su tasa de desocupación hasta un 8,2%, con un descenso de 0,5 puntos porcentuales en doce meses, y aumentar sus tasas de participación y ocupación en 4,0 y 3,9 puntos porcentuales, respectivamente. En el caso de los hombres, en cambio, la tasa de desocupación alcanzó un 7,7%, lo que, si bien implica una mayor baja, con 0,8 puntos porcentuales menos en el último año, refleja un menor crecimiento de las tasas de participación y ocupación, las cuales crecieron 2,1 y 2,4 puntos porcentuales, respectivamente. De esta manera, las mujeres con trabajo aumentaron en un 10,4% e incidieron bastante más fuertemente que los hombres en el alza de las personas ocupadas, cuyo incremento fue de un 4,9%.

A este crecimiento, los sectores económicos que más contribuyeron fueron la minería (32,1%), la industria manufacturera (8,1%) y el comercio (4,1%), a la vez que aportaron todas las categorías ocupacionales, siendo de todas formas las personas asalariadas formales (7,7%) y las trabajadoras por cuenta propia (4,2%) las que más influyeron.

Si bien estas nuevas cifras de la Encuesta Nacional de Empleo son positivas a nivel general y, además, son una excelente noticia para las miles de personas que han podido retomar su vida laboral, mantienen un escenario de estancamiento laboral. Aunque la tasa de desocupación se ha ido normalizando y la cantidad de personas ocupadas ha crecido, otros indicadores – como creación de empleo, ocupación y participación – nos indican que todavía no nos acercamos a los niveles de empleo que existían en Chile previo a la pandemia y, por lo tanto, su recuperación debe seguir siendo una prioridad a nivel país, más aún en el complejo proceso de desaceleración económica que atravesamos. Después de que la economía chilena cayó en 2020 en un 5,8% – su mayor baja en cuatro décadas-, y aunque se recuperó el año pasado más rápido de lo previsto – con una expansión del 11,7 % -, este 2022 no ha hecho más que mostrar signos de preocupación: un débil crecimiento, con una expectativa cercana al 1,8 %, porcentaje inferior además al proyectado inicialmente, y una inflación inédita que ya acumula un 13,7% y que ha producido una marcada alza en el costo de la vida.

En este contexto, considerando que ya han pasado más de dos años desde la pandemia y las señales nos muestran por fin que nos acercamos a su término, sería de esperar que la cantidad de personas ocupadas no solo volviera a ser la misma de inicios de 2020, sino que también vaya incrementándose para absorber la entrada de nuevas personas al mercado laboral de acuerdo con el crecimiento de la población. Y esto, claramente, no ha sucedido en nuestro país, donde aún no se ha vuelto a alcanzar la cantidad absoluta de ocupados ni tampoco los niveles relativos de ocupación de antes del Covid-19. Y aunque las proyecciones económicas para 2023 no son nada de auspiciosas, esperamos poder ver, más temprano que tarde, una recuperación del mercado laboral y evitar de esa forma sigan aumentando todas las consecuencias negativas que arrastra consigo el desempleo, tanto a nivel económico como social.